El mundo de la moda siempre se manejo a velocidades
radicales, haciendo de lo nuevo, algo viejo, y de lo viejo algo vintage en poco
tiempo. Un día podías ser la It Girl del momento y en tan solo unos meses pasar
a ser una foto descolorida en un diario viejo. Hoy cuando muchas veces la
popularidad ni siquiera llega a la hoja impresa, la gente se aferra a los
minutos de fama esperando que sean eternos. Tal vez se trate un poco de eso que
proclamaba una de las leyes de Murphy “Puede que la gloria sea efímera, pero el
anonimato es eterno”. Y aquí todos están desesperados por un trozo de cielo.
Pero entre todas esas caras que pasan, siempre hay algunas
que el recuerdo perdura. Que se mantienen vigentes, que marcan puntos de
inflexión. Lo fue Coco Channel, lo fue su revolución femenina, lo fue su
pantalón, su chaqueta, su Channel nº5 y lo fue Marilyn cuando hizo la mayor
publicidad de la historia. Probablemente, sin cobrar un centavo.
Lo fue Dior, con sus jaulas de pájaros, con sus metros de
tela, con su ideal de mujer tan exageradamente femenino y antinatural tal vez,
y lo fue Yves Saint Laurent. Un pequeño genio educado bajo el ala de otro
grande. Yves Saint Laurent y su smoking, su Mondrian hecho vestido, sus frases
para la historia.
Lo fue Richard Avedon y sus fotografías, su habilidad para
captar los momentos justos, las expresiones más puras, los movimientos más
naturales y también los más complejos; cuando las cámaras lejos estaban de
poseer la tecnología que tienen hoy en día. También lo fue Irving Penn y aquella
frase hace tiempo pronunciada lo dejó bastante claro : "Una buena fotografía es aquella que comunica un hecho, toca el corazón y deja al espectador como una persona cambiada por haberla visto"
Lo fue Audrey y su Desayuno en Tiffanys, lo fue Grace Kelly
y sus corridas por Monaco en Atrapa a un Ladrón – que nadie hubiese predicho la
llevarían a la muerte-. Lo fue Cary Grant y su capacidad de traspasar la
pantalla, convirtiéndose en un galán atemporal. También lo fue Rita Hayworth,
quien probablemente haya tenido que vivir gran parte de su vida tras la sombra
de Gilda y a quien más de uno le habrá rogado que se sacara un guante.
En todas las épocas existieron los genios, y aunque no
importa cual haya sido su especialidad, si importa el que lograron
inmortalizarse, y en los tiempos de hoy, eso es todo.