11 de diciembre de 2012

Caer


El problema es caer, los golpes siempre son duros, no importa de que tipo, y muchos veces el factor más importante es la altura, cuanto más alto volamos, más terrible es el golpe, más difícil recuperarse. Y las caídas siempre conllevan desilusiones, es asumir que no tuviste las alas tan fuertes, ni la mirada tan fija en un punto a seguir, ni el corazón tan apasionado.

A veces caemos por el propio peso nuestro, otras por el peso de otro, otras porque alguien se cruzó en nuestro camino, pero siempre la sensación es la misma: “Pude tener el mundo, y ahora sólo puedo sacudirme la tierra de las alas, y agradecer no estar fracturado”. Lo más complicado es volver andar, primero a pequeños saltos, tomando confianza, hasta que por fin podemos saltar del precipicio y empezar a planear. Quizás luego con un poco más de esfuerzo, nuestras alas nos lleven al cielo.

Y eso es lo único que importa, no importa el dolor, no importa lo que cueste, el quid de la cuestión es volver a intentarlo. Porque no gana el que no intenta, y porque el cielo solo lo alcanza el que aprende a caer.