25 de junio de 2013

De libertades y obsesiones


Es muy común en mí obsesionarme con ciertas cosas, no es necesario que sean de vital importancia; por el contrario, me atrevo a decir que cuanto mas banales, pequeñas o ajenas sean más me enloquecen. De repente un tema pasa a ocupar mi cerebro, ese mismo que nunca para. A veces puede ser un poquito cada día y otras ocupar 24 hs. seguidas ininterrumpidamente.

Y una vez que algo se cola en mi mente, me es imposible sacarlo de ahí hasta que solucione la ecuación. Hace un mes hará, me obsesione con un tema, el cual podríamos ejemplificar de la siguiente manera:

Un martes cualquiera, te subís al colectivo y te sentas en frente de una mujer, joven, belleza promedio. Lleva puesto un conjunto que parece elegido al azar por su abuela con cataratas. Y tu reacción inmediata es la desaprobación, obviamente. Pensas como alguien puede ser tan ridiculo, tan desconsiderado al ojo ajeno.

Y en eso estas pensando cuando te das cuenta que en realidad los estampados combinan, las telas se complementan y los zapatos azules encajan perfectamente. 

La primer pregunta que se te cruza por la cabeza es: ¿Cómo no lo apreciaste antes? 

Pero la respuesta se manifiesta delante tuyo con una velocidad asombrosa: porque jamás lo hubieras concebido como una opción, porque jamás te habrías animado a ponerte eso y porque tus estructuras mentales- que son terriblemente macizas- jamás te hubieran dejado usar eso.

De repente la chica que hasta hace unos segundos se archivaría en tus recuerdos como una persona más con un gusto de dudosa calidad; pasa a ser la joven que tiene la libertad de ponerse y hacer lo que se le ocurre, que tiene la libertad de combinar lo que quiera y enfrentar al mundo y que tiene el carácter suficiente para imponer su propia moda.

Y no podes evitar envidiar un poco toda esa adrenalina que nunca vas a sentir, esas reglas que no vas a romper, esa ropa que no vas a combinar, esos zapatos que no vas a pagar, esos viajes que nunca vas hacer... 

Porque así es la vida, mientras algunos pueden romper todas las pautas sociales que quieran y rebuscarselas un día a la vez, otros reprimimos nuestra rebeldía, nuestra locura, hasta conformarnos con la adrenalina que nos trasmite por televisión Warner Bross.

O escribiendo un blog.

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