14 de noviembre de 2012

Histeria Por Demás


En esta época  donde luchamos por ser consideradas iguales a los hombres, donde cada día es una lucha por y para nuestros derechos de igualdad.  Y donde ellos quieren sacarnos muchas de nuestras atribuciones de las últimas décadas, como la depilación, las cremas, los alisados. ¿Cómo podemos presumir de qué si el es histérico vos lo sos mas?

¿Desde cuándo luchamos por ver, quién hace más difícil, más retorcido y más ridículo la posibilidad de enamorarnos? ¿Desde cuándo estamos tan incapacitados para asumir compromisos que competimos por ver quien esta mas reacio a entregarse al otro?

Nos la pasamos, en especial las mujeres- mis queridas compañeras de genero- pregonando que queremos enamorarnos  que no hay suficientes hombres viriles, que ninguno quiere asumir compromisos, que somos mas maduras, que no es el siglo del amor. Chicas, nos la pasamos llorando por amor! 

Y sin embargo cuando tenemos una oportunidad verdadera, y sabemos que lo es, porque siempre lo sabemos. Le ponemos trabas. No nos alcanza con que en general, en la vida, en Buenos Aires, en estos tiempos sea difícil encontrar a alguien mas o menos acorde a vos, tenemos que complicarla nosotros también.

Recurrimos a hacernos las histéricas. A decir que no cuando es si. A decir “dejame pensarlo” cuando sabemos que es si. A dar besos, pero no pasar el celular. A preguntar que onda a los amigos y cuando nos habla le cortamos el rostro. 

A buscarle “peros”: que no tiene el color de pelo adecuado, los kilos, el apellido no combina con el tuyo, no estudia la carrera ideal. Si hubiese que ponerle nombre seria el “Síndrome de la Insatisfecha” . Nada te viene bien corazón!

Y como si fuera poco ahora ellos nos imitan. Ya era complicado establecer un lazo con uno de los miembros histérico ¿Imagináte ahora con dos? ¿Por qué no dejamos un poco de lado las exigencias ridículas, el miedo al compromiso, y todas esas ridiculeces y disfrutamos un poco de la posibilidad de conocer a alguien e integrarlo a nuestra vida? Al fin y al cabo uno nunca sabe cuando puede llegar la persona ideal.