20 de julio de 2012

Enmudecer


Me prometiste el cielo y te creí, me prometiste el infierno y me lo diste. Hiciste temblar cada parte de mi historia, de mi vida. Destrozaste mi amor propio, mi orgullo y tal vez parte de mi alma. Pero contradictoriamente no te odio. Me enseñaste que las historias de amor turbulentas no son más que obsesiones, que no te ama el que te lastima, y que el silencio muchas veces duele más que una palabra.

Y hay días que todavía te pienso, que enmudezco recordándote, y juego a quitar uno por uno todos esos velos que me puse, para  lograr ver perfección donde no había más que maldad. Porque eso es lo alucinante, todavía hoy lucho por recordarte exactamente como eras, y no como en algún momento te creí.

13 de julio de 2012

Vivir es una película


Alguna vez fui banal, alguna vez mi mayor preocupación era una cartera que quedará perfecta con esos zapatos rojos, o con ese vestido de lunares de ensueño. Que el maquillaje no se corriera y que siempre sintiera que sonaba una canción de fondo. Algunos días sigo siéndolo. Y los tacos dejan de doler, el rubor le da color a mis mejillas, y probablemente tararee una melodía mientras pienso que nada ni nadie puede detenerme. Porque si la música no está, más me vale proporcionarla yo misma.


E imagino que mi vida es una película, que mi novio es un príncipe azul, y que Audrey Hepburn me mira desde el otro lado de la pantalla. Que Givenchy me viste, y soy una musa para sus diseños. Que Tiffanys es grande, brillante y esta a mi disposición para que desayune contemplándola cada mañana.


A veces a mi gato sólo lo llamo por “Cat” y alucinantemente responde al nombre. Desayuno con Champagne, porque nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para festejar. Y nunca recibo malas noticias sin haberme pintado los labios. O al menos eso suelo decir.