Escuché decir alguna vez, que le habían roto el corazón. Que hasta ese fatal día su mirada era otra, y su sonrisa era una constante en su rostro. No creo mucho en eso, prefiero pensar que algunos nacieron con la capacidad de amar y otros de ser amados. Algunos afortunados han podido experimentar ambas cosas al mismo tiempo. La mayoría tiene que conformarse con una sola, o al menos con una notable diferencia entre ambas.
Romper un corazón es algo muy sencillo, diariamente lo hacemos. Cuando desilusionamos a un amigo, a un hermano, a un profesor que ha depositado en ti la esperanza de una respuesta correcta. Romper un corazón no es nada más ni nada menos, que entregarle cierta confianza a una persona, y que esta nos desepcione.
De que manera? Hay mil formas. Vivimos desepcionando a los que nos rodean, porque de eso se trata- un poco- el libre alberdrío. De tomar nuestras propias decisiones, por mucho que a nuestro entorno no le gusten. Cambiamos de carreras, nos enamoramos de las personas equivocadas, renunciamos a un trabajo... La vida es una constante metida de pata hacia los demás.
Personalmente, tengo un posgrado en eso. Nunca pude corresponder a alguien en sus sentimientos de la manera que él hubiese querido. Nunca pude renunciar a cosas que me hacían bien, sólo por exigencias de un tercero. Mis sentimientos siempre fueron incontrolables y cambiantes, y en mi deseo de obedecerlos "rompí" más de un corazón.
Ninguno me odio, o al menos eso pienso, no me lo merecía. No fue por maldad que lo hice, fue un poco por egoismo y otro poco por pensar que lo correcto no era mentirle mirandolo a los ojos.
Creo que esa es mi postura, sólo concibo una forma de romper el corazón y es dejando morir el sentimiento, sin ponerle un punto final. Es prolongar la agonía del amor de la otra persona. Es decirle que lo amas cuando tus sentimientos ya no estan depositados en él. `
Es promover la hipocresía, en el único ámbito que no debería permitirse de ninguna manera.
Es promover la hipocresía, en el único ámbito que no debería permitirse de ninguna manera.