16 de mayo de 2011

Conclusiones de un café

En lineas generales odio esperar.  No importa a qué ni a quién, el sólo hecho de pensar que algo altera mi cronograma me pone de la nuca. Por suerte ahora existe Internet en los celulares, así que una puede seguir obsesionada con el cyber espacio incluso cuando esta sentada en un bar esperando a una clienta.


Esa era mi situación y mientras veía pasar los minutos en el reloj de la pared, no pude evitar detenerme a mirar la vestimenta de las mujeres que pasaban por la vereda. Un pasatiempo sumamente entretenido, he de reconocer. 


Con la llegada de los primeros días invernales, pude vislumbrar la presencia de botas, poleras, sacones, vestidos y... calzas. Hasta ese día particular no era consciente de la pandemia que existe de esta ultima prendaHan desplazado notoriamente al jean, a tal punto que una vestimenta universalmente clásica-como es su caso. Se ve envuelta en una reñida competencia de uno a uno, en el día a día.


No importa los colores, sí se trata de las clásicas negras, de las grises o de las estampadas. Pareciera que la combinación bota, calza y remera larga o vestido, funciona a la maravilla. Y después de casi 30 años de un monopolio exclusivo de los pantalones de denim, un look llega a hacerle frente.


Sin duda no es una novedad en la industria de la moda, y es muy probable que en Europa, este tipo de combinación este algo obsoleta. Pero en ese café cualquiera, en un día cualquiera vi algo que no veía hace mucho. Una simple prenda en común lograba homogeneizar a decenas de mujeres, no importando su edad, su clase social, su peso o su estilo. 
Todas ellas estaban unidas por el uso de algo, todas ellas tenian algo en comun, todas pertenecían a un sector de mi encuesta -jean o calza- todas ellas podían ser consideradas como una pequeña parte de un todo.


En estos tiempos, donde la gente puede estar tan cerca gracias a la tecnología, y a la vez puede encontrarse a un mundo de distancia entre unos y otros. Siempre es un consuelo recordar, que con más o menos gracia, todos estamos hechos de lo mismo.

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