13 de junio de 2013

Fetiches


¿Alguna vez les pasó que se compraron algo y paso a ser su amuleto de la suerte, su fetiche? 

Hará algunos años me compre una campera de cuero negra, hermosa campera, hecha a la medida para mí y bajo mis propias exigencias, preciosa.

El problema fue que me gusto tanto que se convirtió en mi prenda favorita, la usaba tres o cuatro veces por semana y no podía despegarme de ella, me hacía sentir feliz, completa y maravillosa. Y yo me preguntaba que había de malo en algo que me generaba todo eso.

El conflicto surgió cuando un día de la nada, sin motivo aparente se rompió, y ahí mi mundo pareció caerse en pedazos, porque ya no me sentía yo sin ella, porque ya no sabía como ponerle mi mejor cara al mundo, y porque la vida pasaba a tener más grises que vivos colores.


Lo bueno de depender de una campera, es que tarde o temprano encontras otra cosa que lo remplace, lo malo de depender de las personas es que la única manera de remplazarlas sanamente es encontrar en uno mismo lo que nos hace falta.

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