26 de agosto de 2011

Yo quise ser


Desde chica sólo tuve un sueño, trascender. No me pregunten por qué, no sabría descifrarlo. Puede  que el deseo de grabarme en el recuerdo de alguien, o de que perdure mi esencia cuando mi cuerpo se haya ido, quien sabe. Pero así era, yo quería ser diferente, así de simple.



Y no me importaba la exclusión; la exposición; las miradas de censura; los consejos acerca de no volar alto, de que era precisamente al que alzaba la cabeza al que primero se la cortaban, de que cuanto más alto se subía, más fuerte era la caída


Yo quería volar, yo quería ser aquella que resaltara entre toda una multitud, yo quería caer y demostrarle a todos que podía ser como un gato y no sólo caer parada, sino erguirme enseguida para esperar la ovación.


Y soñé, soñé a lo grande. Como sólo a los quince años puede hacerse. Y estoy segura que más de uno me creyó, porque hasta yo me lo creí. Pero más tarde que temprano, me adapté. 


Cubrí mi brillo con un tapado, me limite a escalar lo que los tacos de turno me permitían, me entretuve maquillando mi rostro para que nadie note la pasión en mis ojos, y guardé en cada una de mis muchas carteras un poco de mi originalidad, de mi ambición y de mis anhelos, esperando algún día recuperarlos.


Hoy después de mucho tiempo sentí que el estanque me quedaba pequeño. Por un momento mis alas quisieron estirarse y las paredes de la jaula que yo misma cree, me lo impidieron. Y en vez de lamentarme o asustarme, sonreí. Porque estoy a tiempo de derribar esos barrotes, porque aun recuerdo donde escondí la llave.

Y sí hay una sensación más hermosa que ser libre, es la de la plena seguridad que podes serlo.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario