20 de julio de 2012

Enmudecer


Me prometiste el cielo y te creí, me prometiste el infierno y me lo diste. Hiciste temblar cada parte de mi historia, de mi vida. Destrozaste mi amor propio, mi orgullo y tal vez parte de mi alma. Pero contradictoriamente no te odio. Me enseñaste que las historias de amor turbulentas no son más que obsesiones, que no te ama el que te lastima, y que el silencio muchas veces duele más que una palabra.

Y hay días que todavía te pienso, que enmudezco recordándote, y juego a quitar uno por uno todos esos velos que me puse, para  lograr ver perfección donde no había más que maldad. Porque eso es lo alucinante, todavía hoy lucho por recordarte exactamente como eras, y no como en algún momento te creí.

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