13 de julio de 2012

Vivir es una película


Alguna vez fui banal, alguna vez mi mayor preocupación era una cartera que quedará perfecta con esos zapatos rojos, o con ese vestido de lunares de ensueño. Que el maquillaje no se corriera y que siempre sintiera que sonaba una canción de fondo. Algunos días sigo siéndolo. Y los tacos dejan de doler, el rubor le da color a mis mejillas, y probablemente tararee una melodía mientras pienso que nada ni nadie puede detenerme. Porque si la música no está, más me vale proporcionarla yo misma.


E imagino que mi vida es una película, que mi novio es un príncipe azul, y que Audrey Hepburn me mira desde el otro lado de la pantalla. Que Givenchy me viste, y soy una musa para sus diseños. Que Tiffanys es grande, brillante y esta a mi disposición para que desayune contemplándola cada mañana.


A veces a mi gato sólo lo llamo por “Cat” y alucinantemente responde al nombre. Desayuno con Champagne, porque nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para festejar. Y nunca recibo malas noticias sin haberme pintado los labios. O al menos eso suelo decir.

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