...Por un poco de placer

Hace mucho tiempo, cuando estaba empezando a armar este blog
recién. Escribí sobre aquel día que compre mis primeros zapatos rojos.
Excelente día. Y hace unos instantes, haciendo memoria, me di cuenta que hace
mucho tiempo que no experimentó una sensación así.
Puedo recordar una situación parecida, allá hace un año
cuando estrene mi campera de cuero nueva. Creí que podría dominar el mundo. Sí
me apuran, me atrevería a decir que con solo usar esa prenda lo tenía dominado.
Pero después de ese día, no logré evocar otro hecho semejante.
Y así fue, el tiempo pasó, y una parte de mi se fue
evaporando. Para ser más precisos esa parte de mí que se enamoraba perdidamente
de cualquier objeto que me encantase, o de una persona que me diera una mano, o
de un chico simpático que me sonriera en un mal día, o de un altruista que
reflejara todo lo que yo nunca iba a ser.
Siempre me caractericé por ser una enamorada de la vida, a
falta de tener una relación estable. Y era feliz chicos. Quizás no rematadamente
feliz, pero sí insípidamente feliz. Vendí ese fragmento de mi corazón, el cual
permitía deslumbrarse de todo, por experimentar un sentimiento más profundo. Ahora
que lo pienso, más que vender lo permute.
Pero no tuve en cuenta algo muy sencillo, y entregué mi
corazón a alguien que jamás podría corresponderlo. Por mi afán de enamorarme,
no fui inteligente, no fui perspicaz, y perdí la cabeza por la persona que
sentía más cercana en ese momento. Mala elección.
Cumplí mi objetivo, y sentí más de lo que nunca había sentido
por alguien. Pero sin embargo ahora que miro a la lejanía, también terminé
perdiendo todos esos pequeños fragmentos de enamoramientos que tan viva me
mantenían.
Quién es capaz de decirme cuando se gana o cuando se pierde más?
No hay comentarios:
Publicar un comentario