18 de septiembre de 2012

Mujer Machista


Hay pocas cosas en la vida tan irritantes como una mujer machista. Es un espécimen que deberíamos intentar erradicar del planeta. Y con el que últimamente estoy teniendo severos problemas de tolerancia. Puedo aceptar a regañadientes de que los hombres aún crean que son las mujeres, y solo las mujeres, las que deben planchar. Pero por favor, vos mujer, con todas las letras, no te unas a esa costumbre espantosa.




Yo puedo entender, si me esfuerzo, que para algunas personas es muy difícil tomar las riendas de su vida y brillar con su propia luz. Pero les aseguro, que es mucho más gratificante que hacerlo a través de la de tu pareja. Y con esto aludo a todas esas chicas, que en pleno siglo XXI, y con años- por no decir décadas- de lucha feminista, aun creen que es satisfactorio ser reconocida por ser: “La novia de…”, “La que anduvo con…” o “La loca que se divorcio de…”. Prefiere ser tenida en cuenta por ser de la propiedad de alguien, que por sus propias cualidades.


Porque ahí radica la mayor característica de la mujer machista, solo sabe cumplir la función de una “cosa” y como ella misma se cosifica, sostiene-febrilmente- que todas las mujeres deberían hacer lo mismo. 

También pueden ser reconocidas por ser aquella amiga que siempre esta sugiriendo que sin su novio, chico de turno, psicópata con el que sale, ex marido infiel, no puede vivir. Y si en algún momento de su vida, logra superar esa relación, va a volver a formar pareja antes de lo que tardaría en cambiar su "situación sentimental" de facebook. Porque cree que vivir enamorada, es la única manera de vivir.


Siempre lava los platos, la ropa, hace la cama, cocina, limpia, sonríe y en algunos casos hasta usa delantal. No importa que ella trabaje 6 hs. más que su pareja, o que tenga neumonía, "su hombre" no puede hacerse el bife. Tal vez piense que se le puedan caer las uñas si lo hace, o pueda dejarla por no cumplir sus tareas hogareñas. Quien sabe.


Y para no perder el control de lo que ella denomina, su vida, adopta roles que interpreta a lo largo de toda su estadía en la tierra. Ella es la hueca, la ama de casa, la superficial, la rubia tarada, la novia histérica, la mujer ideal, la que nunca quema la comida, la que siempre tiene chicos y maridos almidonados. Nunca puede ser un ser humano con matices como el resto. Es plana, sencilla, eficiente y vacía. Como una muñeca de porcelana diría. Una pena que exista gente así, incluso en estos tiempos.

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