24 de enero de 2013

Hook y eso de ser un niño perdido



Hay películas que logran trasmitirte un sabor dulce incluso en la amargura, una sonrisa incluso cuando el trasfondo sea triste, y una reflexión incluso cuando este orientada para los más pequeños. 

Esa fue la sensación que me atravesó después de volver a ver- luego de muchos años- Hook. Que si bien siendo chicos hay cosas que disfrutamos profundamente, de grandes, tras un poco de introspección podemos hacerlo aún más.

Quien diría que una película de Spielberg podría generarme eso, y quien diría que aquel director conocido en mi infancia por ser el talentoso creador de esos enormes dinosaurios, habría sido capaz de una genialidad tan grande como Hook, un par de años antes.

Tal vez crean que estoy exagerando, que no es tan buena y que estoy idealizandola un poco. Pero hoy por hoy, no estoy hablando desde el recuerdo dulce que tenía de esa película, sino desde la opinión formada que tengo en la actualidad sobre cine. Y con esto no quiero decir que soy una experta en el tema, sólo que tengo una postura.

Es una película que a los chicos los hace querer ser chicos, y a los grandes también. Que te quita el peso de las preocupaciones diarias y te enseña a disfrutar de las pequeñas cosas, y de las grandes también, como puede ser el uso de la imaginación. Cuando volví a ver Hook, no vi a Peter Pan, vi a un hombre maduro, cansado de la rutina pero adicto a ella, que luchaba para salvar a sus hijos y de paso recuperar su felicidad. Vi hadas que te daban lecciones de vida. Y vi malvados extraordinarios, que reflejan que la vida eterna ni siquiera deberíamos desearla en los cuentos de hadas.

Con Hook me reecontré con una parte de mi que había olvidado, e incluso pude reírme a carcajadas junto a ella. Pero tal vez lo más lindo fue que al terminar la película no me quede frustrada por no poder ser eternamente un niño perdido. Sino que por el contrario, me quede con una sonrisa, porque incluso en el día a día, en la cotidianidad que a veces nos agobia y nos aplasta, podemos tomar un poco de polvo de hadas y salir a volar un rato.

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