7 de julio de 2010

Un paseo por el jardin


Galliano no es un diseñador que me llame en general mucho la atención. Demasiado acting en sus pasarelas, para mi gusto. Pero esta vez, quizás y solo quizás, como contra respuesta al frio que hace en este hemisferio, me deslumbre por tantas flores, por tanta primavera. Estoy anhelando terriblemente la llegada de esa estación, y esta colección fue como una bocanada de aire fresco, diría la expresión, pero en mi caso lo preferiría cálido


Así que cuando ojeando por el mundo de los blogs la encontré, quede maravillada. Me pareció original, me pareció renovadora. No demasiado coherente siendo que pertenece a la próxima temporada otoño/invierno. Pero inspiradora.


No es una colección elegante, no es una colección del todo usable por una mujer “normal”. Estoy segura que pocas de mis conocidas se atrevería a usarla. Y sin embargo representa a una mujer. Que como leí en algún lado, no teme arriesgar, no teme caer en la vulgaridad y sale a flote. Ya lo decía Vreeland “no hay que temer ser vulgar, sólo aburrida”.


La mujer de Dior no es aburrida, en absoluto, las formas resaltan, los colores contrastan, y sí el observador tiene una pizca de imaginación, logra ver aquello que quería representar. Un jardín lleno de flores, lleno de vida, de combinaciones sorprendentes, de formas únicas. Es una colección altiva, para mujeres altivas, y para observadores altivos.


Me enamoré de una gran mayoría de los conjuntos, de la habilidad de lograr que pese a tantas capas de tela, de tantos volúmenes, la silueta de la mujer siga en un primer plano, entallando la silueta, mostrando los hombros… Como una continuación del cuerpo.


Hay que saber ver la belleza de los detalles, y de la prendas en su conjunto. De la misma forma que uno mira a una flor.


Y aunque no soy una vehemente fanática de la naturaleza, siempre recuerdo la casa de mi tía en donde el vestíbulo, siempre era adornado por un jarrón lleno de azucenas.


O el hecho de que en cada aniversario, por más de 50 años, mi abuelo le regala una orquídea a mi abuela, como recordatorio de la vida que llevan juntos.

Una flor puede significar mucho. O no, dependiendo quien la mire.

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